Trends
Change is good
La cautivadora fascinación por la transformación
Conteniendo sus lágrimas, Rosalyn susurra a su amante: “No me gusta el cambio. Es realmente difícil para mí. A veces pienso que moriré antes de cambiar”. Era Jennifer Lawrence, con miedo en sus ojos en la película American Hustle.
La absurda constante del cambio mantiene vivo al diseñador, así como al arquitecto y al creativo. Una mente creativa disfruta de la evolución de las necesidades, identificando nuevas oportunidades para servir a la humanidad. La mente creativa encuentra paz en el caótico e impredecible deslizamiento de escombros y detalles que conforman las vidas personales y las interacciones sociales.
Después de todo, los seres humanos son líquidos en movimiento: se adaptan perfectamente a la forma de un recipiente, pero asumen formas impredecibles cuando se les concede libertad de expresión. Predicamos la racionalidad, estructuramos nuestro mundo con reglas sólidas y estrictas, pero nuestras elecciones siguen instintos viscerales, necesidades primarias, difíciles de comprender, ocultas en lo más profundo de nuestra mente, lo que nos deja un poco avergonzados.
Y en este extraño equilibrio, encontramos la expresión del diseño en su mejor forma, en su máximo potencial.
Estamos viviendo tiempos tan perfectamente equilibrados que parecen ser todo lo contrario de un momento armonioso. Es un período incierto y arriesgado, somos impotentes, todo parece escaparse de nuestro control: hay enojo, frustración, preocupación, miedo. Nuevas reglas que seguir, nuevas emociones que manejar.
Un equilibrio perfecto.
Es el momento de los diseñadores, los entusiastas del caos, que llenan sus cuadernos de bocetos ahora que poblaciones enteras hablan de nuevas necesidades, nuevas costumbres y nuevas sensaciones sin dudar. Analizando, reflexionando, especulando para producir nuevas soluciones, nuevos productos y nuevos lenguajes de diseño. Así que nos vemos obligados a rediseñar la interacción entre las personas: las miradas, las conversaciones, el contacto físico.
Psicólogos, expertos e investigadores han pasado los últimos 10 años explicándonos que las interacciones virtuales son engañosas e incompletas: nuestra mente hará todo lo posible para llenar el vacío físico, ya que la comunicación no verbal (miradas, contacto, postura, expresión) tiene un impacto sustancial en las palabras que decimos.
¿Y ahora qué? Nuevos puntos de vista, nuevos enfoques: trabajamos a distancia y debemos mantener alta la productividad rediseñando herramientas digitales y transformando la forma en que colaboramos, intercambiamos opiniones y construimos relaciones entre nosotros, seres humanos, seres complejos.
Psicólogos, expertos e investigadores han pasado los últimos 10 años explicándonos que las interacciones virtuales son engañosas e incompletas: nuestra mente hará todo lo posible para llenar el vacío físico, ya que la comunicación no verbal (miradas, contacto, postura, expresión) tiene un impacto sustancial en las palabras que decimos.
¿Y ahora qué? Nuevos puntos de vista, nuevos enfoques: trabajamos a distancia y debemos mantener alta la productividad rediseñando herramientas digitales y transformando la forma en que colaboramos, intercambiamos opiniones y construimos relaciones entre nosotros, seres humanos, seres complejos.
Un equilibrio perfecto.
Es el momento de los diseñadores, los entusiastas del caos, que llenan sus cuadernos de bocetos ahora que poblaciones enteras hablan de nuevas necesidades, nuevas costumbres y nuevas sensaciones sin dudar.
Analizando, reflexionando, especulando para producir nuevas soluciones, nuevos productos y nuevos lenguajes de diseño.
Así que nos vemos obligados a rediseñar la interacción entre las personas: las miradas, las conversaciones, el contacto físico.
Psicólogos, expertos e investigadores han pasado los últimos 10 años explicándonos que las interacciones virtuales son engañosas e incompletas: nuestra mente hará todo lo posible para llenar el vacío físico, ya que la comunicación no verbal (miradas, contacto, postura, expresión) tiene un impacto sustancial en las palabras que decimos.
¿Y ahora qué? Nuevos puntos de vista, nuevos enfoques: trabajamos a distancia y debemos mantener alta la productividad rediseñando herramientas digitales y transformando la forma en que colaboramos, intercambiamos opiniones y construimos relaciones entre nosotros, seres humanos, seres complejos.
El cambio es bueno, recuérdalo.
A veces parece que estamos pasando por el "Programa Acelerador de la Sociedad Global COVID-19", como si necesitáramos una intervención divina para impulsarnos hacia cambios sustanciales que estaban en el aire desde hace algún tiempo.
El trabajo es flexible y orientado a objetivos, no se basa en la cantidad de horas que se pasan en la oficina, hay más tiempo para la familia y los intereses personales, los suburbios y las zonas rurales se redescubren y desarrollan. Las empresas destinadas al fracaso cometen suicidio asistido, mientras que las destinadas a prosperar experimentan un crecimiento exponencial.
Aprovechamos al máximo el tiempo que se nos ha dado. Estudios de casos, evaluaciones de rendimiento, recopilación y agregación de datos: estudiamos el pasado en busca de significado. Estimaciones, escenarios, planificación y pronóstico: buscamos el futuro, con el objetivo de controlarlo.
Todo lo que nos queda es actuar ahora, completamente involucrados en el presente: algo diferente a lo que experimentamos en el pasado y a lo que podríamos vivir en el futuro.
Los diseñadores, los entusiastas del cambio, navegan hacia lo desconocido: obligados a vivir el presente, con las marcas del pasado y la mente en el futuro. Listos para otro salto al vacío, el escalofrío los mantiene vivos, de pie en el borde del precipicio y mirando al abismo, sin saber si caerán o flotarán, si aprenderán a rodar o surfear en las nubes, no les queda otra opción: simplemente deben saltar.
Analizando, reflexionando, especulando para producir nuevas soluciones, nuevos productos y nuevos lenguajes de diseño.
Así que nos vemos obligados a rediseñar la interacción entre las personas: las miradas, las conversaciones, el contacto físico.
Psicólogos, expertos e investigadores han pasado los últimos 10 años explicándonos que las interacciones virtuales son engañosas e incompletas: nuestra mente hará todo lo posible para llenar el vacío físico, ya que la comunicación no verbal (miradas, contacto, postura, expresión) tiene un impacto sustancial en las palabras que decimos.
¿Y ahora qué? Nuevos puntos de vista, nuevos enfoques: trabajamos a distancia y debemos mantener alta la productividad rediseñando herramientas digitales y transformando la forma en que colaboramos, intercambiamos opiniones y construimos relaciones entre nosotros, seres humanos, seres complejos.
El cambio es bueno, recuérdalo.
A veces parece que estamos pasando por el "Programa Acelerador de la Sociedad Global COVID-19", como si necesitáramos una intervención divina para impulsarnos hacia cambios sustanciales que estaban en el aire desde hace algún tiempo.
El trabajo es flexible y orientado a objetivos, no se basa en la cantidad de horas que se pasan en la oficina, hay más tiempo para la familia y los intereses personales, los suburbios y las zonas rurales se redescubren y desarrollan. Las empresas destinadas al fracaso cometen suicidio asistido, mientras que las destinadas a prosperar experimentan un crecimiento exponencial.
Aprovechamos al máximo el tiempo que se nos ha dado. Estudios de casos, evaluaciones de rendimiento, recopilación y agregación de datos: estudiamos el pasado en busca de significado. Estimaciones, escenarios, planificación y pronóstico: buscamos el futuro, con el objetivo de controlarlo.
Todo lo que nos queda es actuar ahora, completamente involucrados en el presente: algo diferente a lo que experimentamos en el pasado y a lo que podríamos vivir en el futuro.
Los diseñadores, los entusiastas del cambio, navegan hacia lo desconocido: obligados a vivir el presente, con las marcas del pasado y la mente en el futuro. Listos para otro salto al vacío, el escalofrío los mantiene vivos, de pie en el borde del precipicio y mirando al abismo, sin saber si caerán o flotarán, si aprenderán a rodar o surfear en las nubes, no les queda otra opción: simplemente deben saltar.
Head of Content at DesignWanted Leading the design conversation beyond the product Founder of Haigō – @haigo.space
Photo Credits Unsplash.com
Anika Huizinga
Bonneval Sebastien
Martino Pietropoli
Aditya Saxena